Estabamos por retomar nuestra conversación cuando unos jovenes se nos acercaron, una bella dama le ungía los pies con delicadeza a Hilda mientras que a mí un Fauno me frotaba las sienes con hierbas de relajante aroma. Me dejé consentir pues la cabeza me dolia, seguramente por aquel dulce vino que me daba la impresión de que entre más lo bebía, mas sed me daba.
Nuevamente tomé mi copa de oro y bebí el resto del contenido. Esta vez me sentí reconfortado al sentir como el sabor frutal descendia por mi garganta. Nuevamente mis mejillas adquirieron un sonrojo y me sentí lleno de soltura una vez más.
-Señorita Hilda, permitame que le ayude con eso por favor...
dije haciendo un ademán para indicarle a la joven que le frotaba los pies que yo tomaría su lugar.
En ese momento el Dios del vino hizo acto de presencia y nos dedicó un brindis.
Hermosos velos cayeron por doquier dandole al ambiente una irresistible sensualidad, petalos de suaves fragancias adornaron el lugar y una música muy erótica lo acompañó todo.
"Al fin todos estabamos listos para dar rienda suelta a nuestra pasión"
Nuevamente tomé mi copa de oro y bebí el resto del contenido. Esta vez me sentí reconfortado al sentir como el sabor frutal descendia por mi garganta. Nuevamente mis mejillas adquirieron un sonrojo y me sentí lleno de soltura una vez más.
-Señorita Hilda, permitame que le ayude con eso por favor...
dije haciendo un ademán para indicarle a la joven que le frotaba los pies que yo tomaría su lugar.
En ese momento el Dios del vino hizo acto de presencia y nos dedicó un brindis.
Hermosos velos cayeron por doquier dandole al ambiente una irresistible sensualidad, petalos de suaves fragancias adornaron el lugar y una música muy erótica lo acompañó todo.
"Al fin todos estabamos listos para dar rienda suelta a nuestra pasión"